Para ver mejor el blog, puedes ampliar y reducir el tamaño pulsando a la vez las teclas Ctrl y + o -. Presionando además F11, aparecerá en modo de pantalla completa.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Sinterklaas, Santa Klaus, Papá Noël


Papá Noel

El viejecito de ropas rojas y barba blanca que vemos en vísperas de Navidad en los centros comerciales de todo el mundo se ha convertido en icono cultural de la sociedad de consumo del tercer milenio. El mito del sonriente personaje que encanta a los niños fue forjado a lo largo de los últimos diecisiete siglos, basado en la historia de un obispo que vivió en el siglo IV.

La ciudad de Mira, en el antiguo reino de Licia, actual territorio de Turquía, tuvo un prelado llamado Nicolás, célebre por la generosidad que mostró con los niños y con los pobres, y que fue perseguido y encarcelado por el emperador Diocleciano. Con la llegada de Constantino al trono de Bizancio —ciudad que con él se llamó Constantinopla—, Nicolás quedó en libertad y p
udo participar en el Concilio de Nicea (325). A su muerte fue canonizado por la Iglesia católica con el nombre de san Nicolás.

Surgieron entonces innúmeras leyendas sobre milagros realizados por el santo en beneficio de los pobres y de los desamparados. Durante los primeros siglos después de su muerte,
san Nicolás se tornó patrono de Rusia y de Grecia, así como de incontables sociedades benéficas y, también, de los niños, de las jóvenes solteras, de los marineros, de los mercaderes y de los prestamistas.

Ya desde el siglo VI se habían venido erigiendo numerosas iglesias dedicadas al santo, pero esta tendencia quedará interrumpida con la Reforma, cuando el culto a san Nicolás desaparezca de toda la Europa protestante, excepto de Holanda, donde será conocido como Sinterklaas (una forma de san Nicolás en neerlandés).

En Holanda la leyenda de Sinterklaas se fusionó con antiguas historias nórdicas sobre un mítico mago que andaba en un trineo tirado por renos, que premiaba con regalos a los niños buenos y castigaba a los que se portaban mal.

En el siglo XI, mercaderes italianos que pasaban por Mira robaron reliquias de san Nicolás y las llevaron a Bari, con lo que esa ciudad italiana, donde el santo nunca había puesto los pies, se convirtió en centro de devoción y peregrinaje, al punto de que hoy el santo es conocido como san Nicolás de Bari.

En el siglo XVII, emigrantes holandeses llevaron la tradición de Sinterklaas a los Estados Unidos, cuyos habitantes anglófonos adaptaron el nombre a Santa Claus, más fácil de pronunciar para ellos, y crearon una nueva leyenda, que acabó de cristalizar en el siglo XIX, sobre un anciano alegre y bonachón que en Navidad recorre el mundo en su trineo, distribuyendo regalos.

En los Estados Unidos, Santa Claus se convirtió rápidamente en símbolo de la Navidad, en estímulo de las fantasías infantiles y, sobre todo, en ícono del comercio de regalos navideños, que anualmente moviliza miles de millones de dólares.

Esta tradición no demoró en cruzar nuevamente el Atlántico, ahora remozada, y en extenderse hacia varios países europeos, en algunos de los cuales Santa Claus cambió de nombre. En el Reino Unido se le llamó Father Christmas (papá Navidad); en Francia fue traducido a Père Noël (con el mismo significado), nombre del cual los españoles tradujeron sólo la mitad, para adoptar Papá Noel, que se extendió rápidamente a América Latina.

Ricardo Soca: La fascinante historia de las palabras.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Actividades para el final de evaluación


Lee este texto y responde a las preguntas:

-Señora, os ruego por Dios que me perdonéis de lo que el domingo, hablándome vos de vuestra hermosura, os dije, por lo que tan fieramente fui castigado la noche siguiente que no he podido levantarme de la cama hasta hoy.

Dijo entonces doña Trulla:

-¿Y quién os castigó así?

Dijo fray Alberto:

-Os lo diré: estando en oración durante la noche, como suelo estar siempre, vi súbitamente en mi celda un gran esplendor, y antes de que pudiera volverme para ver lo que era, me vi encima un joven hermosísimo con un grueso bastón en la mano, el cual, cogiéndome por la capa y haciéndome levantar, tanto me pegó que me quebrantó todo. Al cual pregunté después por qué me había hecho aquello, y respondió: «Porque hoy te has atrevido a reprender los celestiales encantos de doña Lisetta, a quien amo, Dios aparte, sobre todas las cosas». Y yo entonces pregunté: «¿Quién sois vos?». A lo que respondió él que era el arcángel Gabriel. «Oh, señor mío, os ruego que me perdonéis», dije yo. Y él dijo entonces: «Te perdono con la condición de que irás a verla en cuanto puedas, y pídele perdón; y si no te perdona, yo volveré aquí y te daré tantos que lo sentirás mientras vivas». Lo que me dijo después no me atrevo a decíroslo si no me perdonáis primero.

Doña Calabaza -de-viento, que era un sí es no es dulce de sal , se esponjaba oyendo estas palabras y todas las creía veracísimas, y luego de un poco dijo: -Bien os decía yo, fray Alberto, que mis encantos eran celestiales; pero así Dios me ayude, me da lástima de vos, y hasta ahora, para que no os hagan más daño, os perdono, si verdaderamente me decís lo que el ángel os dijo después.

Fray Alberto dijo:

-Señora, pues que me habéis perdonado, os lo diré de buen grado, pero una cosa os recuerdo, que lo que yo os diga os guardéis de decirlo a ninguna persona del mundo, si no queréis estropear vuestros asuntos, que sois la más afortunada mujer que hay hoy en el mundo. Este ángel Gabriel me dijo que os dijera que le gustáis tanto que muchas veces habría venido a estar por la noche con vos si no hubiera sido por no asustaros. Ahora, os manda decir por mí que quiere venir una noche a veros y quedarse con vos un buen rato; y porque como es un ángel y viniendo en forma de ángel no lo podríais tocar, dice que por deleite vuestro quiere venir en figura de hombre, y por ello dice que le mandéis decir cuándo queréis que venga y en forma de quién, y que lo hará; por lo que vos, más que ninguna mujer viva, os podréis tener por feliz.

Doña Bachillera dijo entonces que mucho le placía si el ángel Gabriel la amaba, porque ella lo quería bien,[...]; y que cuando quisiera venir a ella era bien venido, que la encontraría sola en su alcoba; pero con el pacto de que no fuese a dejarla por la Virgen María, que le habían dicho que la quería mucho, y también lo parecía así porque en cualquier sitio que lo veía estaba arrodillado delante de ella; y además de esto, que era cosa suya venir en la forma que quisiese, siempre que no la asustara. Entonces dijo fray Alberto:

-Señora, habláis sabiamente, y yo arreglaré bien con él lo que me decís. Pero podéis hacerme un gran favor, y no os costará nada y el favor es éste: que queráis que venga en este cuerpo mío. Y escuchad por qué me haréis un favor: que me sacará el alma del cuerpo y la pondrá en el paraíso, y cuanto él esté con vos tanto estará mi alma en el paraíso.


1. ¿Reconoces este fragmento? ¿A qué obra pertenece?

2. Identifica el tema o los temas del fragmento.

3. Comenta el tratamiento que se le da a ese tema y selecciona dos frases extraídas del texto para ilustrar tu respuesta.

4. Busca tres adjetivos para describir el ambiente y el estilo de esta narración.

5. Analiza el lenguaje del texto: léxico y sintaxis. Escoge una oración que te parezca significativa y analízala.

6. Compara el fragmento con otro de Romeo y Julieta que tenga rasgos en común con éste.


martes, 8 de diciembre de 2009

Próximo examen

Ortografía

Tildes
Diptongos e hiatos.
G/J:
_uz_ar............
here_ía
re_istro........... pa_ano
reli_ioso......... in_usticia
tra_edia
Ejercicios de ortografía interactiva realizados en clase.

Vocabulario

Herejía, juzgar, registro, pagano, religioso, maldito, custodiar, prestamista, deuda, acreedor, injusticia, tragedia, evento, superstición, agorafobia, aracnofobia y xenofobia.

Gramática

Determinantes o adjetivos determinativos.
Determinantes numerales: forma de cada tipo de determinante.
Concordancia en el sintagma nominal: determinante, núcleo y adyacente (adjetivo)

Texto

Resumen de un texto y redacción.