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lunes, 22 de septiembre de 2014

Boccaccio, en los albores de la Edad Moderna

 
 
Lectura A 
 
XI

Hermosas ninfas, que, en el río metidas, 
contentas habitáis en las moradas 
de relucientes piedras fabricadas 
y en columnas de vidrio sostenidas; 

agora estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas: 
 
dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando, 

que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.






 
 
 
V
 
 
 
Escrito está en mi alma vuestro gesto, 
y cuanto yo escribir de vos deseo; 
vos sola lo escribisteis, yo lo leo 
tan solo, que aun de vos me guardo en esto. 

En esto estoy y estaré siempre puesto; 
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, 
de tanto bien lo que no entiendo creo, 
tomando ya la fe por presupuesto. 

Yo no nací sino para quereros; 
mi alma os ha cortado a su medida; 
por hábito del alma mismo os quiero. 

Cuando tengo confieso yo deberos; 
por vos nací, por vos tengo la vida, 
por vos he de morir, y por vos muero.
 
 
 Lectura B:
 
 
EL LABRADOR AVARO




270             Había en una tierra - un hombre labrador,
que usaba de la reja - más que de otra labor;
más amaba la tierra - que amaba al Criador;
era de muchos modos - hombre revolvedor.


271            Hacía una enemiga, - hacíala en verdad:
cambiaba los mojones - por ganar heredad;
hacía en todas formas - tuertos y falsedad,
había mal testimonio - entre su vecindad.


272   Quería, aunque era malo, - bien a Santa María,
oía sus milagros - y todos los creía;
saludábala siempre, - decíale cada día:
«Ave gratia plena - que pariste a Mesías.»



273      Finó el arrastrapajas - de tierra bien cargado,
en soga de diablos - fue luego cautivado;
lo arrastraban con cuerdas, - de coces bien sobado,
el duplo le pechaban - el pan que dio mudado.


274               Doliéronse los ángeles - de esta alma
tan mezquina por cuanto la llevaban - diablos tan aína
quisieron acorrerla, - ganarla por vecina,
mas para hacer tal pasta - menguábales harina.


275     Si les decían los ángeles – de bien una razón,
ciento decían los otros - malas, que buenas non;
los malos a los buenos - teníanlos en rincón,
la alma por sus pecados - no salía de prisión.


276   Mas levantóse un ángel, - dijo: «Yo soy testigo,
verdad es, no mentira, - esto que ahora yo os digo:
el cuerpo, el que traía - el alma ésta consigo,
fue de Santa María - su vasallo y amigo.


277    Siempre la mencionaba - al yantar y a la cena,
decíale tres palabras: - Ave, gratia plena.
La boca que decía - tan santa cantilena
no merece yacer - en tal mala cadena.»


278        Apenas que este nombre - de la Santa Reína
oyeron los diablos, - huyeron tan aína,
derramáronse todos - igual que una neblina,
desampararon todos -la pobre alma mezquina.


279       Los ángeles la vieron - ser tan desamparada,
con los pies y las manos - de sogas bien atada,
estaba como oveja - que yaciera enzarzada;
fueron y condujéronla - junto con su majada.


280          Nombre tan adonado, - lleno de virtud tanta,
el que a los enemigos - les persigue y espanta,
no nos debe doler - ni lengua ni garganta
que no digamos todos: - Salve, Regina sancta.





 

Lectura C

 Para acceder a este último texto, entra en este enlace




La obra de Boccaccio tiene lugar en la encrucijada entre la Edad Media y el Renacimiento. Aunque sus escritos aún poseen rasgos propios del Medievo, el autor del Decamerón inaugura, junto con Dante y Petrarca,  el Renacimiento para la literatura europea. Como veremos, si bien el lenguaje y el estilo de Boccaccio aún distan mucho del equilibrio, la armonía y la búsqueda espiritual que son, quizás, los rasgos más sobresalientes del Renacimiento, este autor pertenece ya plenamente a la nueva era por cuanto se refiere a sus intereses y mentalidad: Boccaccio, en sus escritos, de un laicismo absoluto, se interesa por el hombre, su conducta, su modo de habitar en sociedad; sus vicios y virtudes; sus inquietudes e imperfecciones.


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