2. Salinger.
Jerome David
Salinger (Nueva York, 1 de enero de 1919 – Cornish, Nuevo Hampshire, 27
de enero de 2010) fue un escritor estadounidense conocido principalmente
por su novela El guardián entre
el centeno (The
Catcher in the Rye en inglés), que se
convirtió en un clásico de la literatura moderna estadounidense casi
desde el mismo momento de su publicación, en 1951. El autor falleció a
los 91 años (en 2010) de causas naturales.
1. Responde a las preguntas leyendo el texto que verás a continuación:
- Cita algunas obras de Salinger, distinguiendo subgéneros narrativos.
- Encuentra algún detalle de su biografía que pueda haber sido relevante en su producción literaria.
- Menciona sus preferencias literarias y busca en Internet información de los autores preferidos y denostados por él.
- Explica cómo era el carácter del escritor estadounidense.
Salinger nació y creció en la ciudad de Nueva York. Cuando
consiguió la fama internacional, en 1951, tenía 32 años de edad. Para
entonces, ya llevaba más de diez años publicando relatos cortos y,
finalmente, tras siete años tratando, sin mayor éxito, de entrar en la
revista The New Yorker, había
logrado convertirse en contribuyente habitual de la publicación, tras la
aparición de su cuento “Un día perfecto para el pez banana” en enero de
1948. Hasta entonces, Salinger había logrado colocar hasta una veintena
de relatos en una cantidad de revistas como Collier’s,
Store, Saturday
Evening Post y Esquire;
además, había publicado dos capítulos de lo que posterior-
mente
sería El
guardián entre el centeno
antes de alistarse como voluntario para combatir en la Segunda Guerra
Mundial.
Participó en
el desembarco aliado en Normandía (1944) como soldado de infantería y
durante sus primeros meses en
Europa escribió algunos cuentos. Testigo de los horrores del
combate, estos hechos le dejaron una profunda huella emocional e incluso
estrés postraumático, lo que se percibe en algunos de sus relatos,
especialmente Un día perfecto para el pez banana,
sobre un ex soldado suicida, y también Para
Esmé, con amor y sordidez, narrado por
un soldado traumatizado.
Ya con un talante polémico e independiente, el soldado
Salinger consideraba a Ernest Hemingway, a quien conoció en París, y a
John Steinbeck escritores de segunda clase, reservando su admiración
para Herman Melville.
En 1945, Salinger se casó con una médico francesa de nombre
Sylvia, de la cual se divorció; en 1955 se casó con Claire Douglas,
unión que concluyó también en divorcio en 1967, cuando se acentuó la
reclusión del escritor en su mundo privado y su interés por el budismo
zen.
Posteriormente, Salinger publicó las colecciones de relatos Nueve cuentos en 1953
(donde se incluyen los dos aludidos) y Franny y
Zooey, en 1961; y en 1963 una colección de novelas
cortas Levantad, carpinteros, la viga del tejado y
Seymour: una introducción,
protagonizados por la disfuncional familia Glass. Las mentes ágiles y
poderosas de hombres perturbados y la capacidad redentora que los niños
tienen en las vidas de éstos es uno de los temas principales de las
obras de Salinger.
Después de
haber obtenido la fama y la notoriedad con El guardián entre el centeno, Salinger se
convirtió en un eremita, apartándose del mundo exterior y protegiendo al
máximo su privacidad. Se mudó de Nueva York a Cornish (New Hampshire),
donde continuó escribiendo historias que nunca publicó.
Salinger ha intentado por todos los medios escapar de la
exposición al público y de la atención del mismo. Cuando supo de la
intención del escritor británico Iam Hamilton de publicar una biografía
que incluía cartas que Salinger había escrito a amigos y a otros
escritores, Salinger interpuso una demanda para detener la publicación
del libro (uno de los resultados no intencionados de
este juicio fue que muchos de los detalles de la vida privada de
Salinger, incluyendo el hecho de haber escrito dos novelas y muchos relatos que no habían sido publicados, salieron a la luz pública ¡a través
de las transcripciones del juzgado!)
La relación de un año que mantuvo en 1972 con la aspirante a
escritora Joyce Maynard, de dieciocho años, fue también causa de
controversia cuando ella subastó las cartas que Salinger le había
escrito. Ha mantenido, igualmente, más de veinte relaciones con
aspirantes femeninas a escritoras, siempre muy jóvenes.
En 2000, su hija, Margaret Salinger, publicó El guardián de los sueños. En su libro
de “confesiones”, la señorita Salinger afirma que su padre se bebía su
propia orina, sufría glosolalia,
rara vez tenía relaciones sexuales con su madre, la tenía como una
“prisionera virtual” y se negaba a permitirle ver a sus parientes y
amigos.
2. Encuentra relaciones entre la información obtenida en el ejercicio anterior y este fragmento de El guardián entre el centeno.
Yo
creo que no podría ir a la guerra. No me importaría
tanto si todo consistiera en que te sacaran a un
patio y te
largaran un disparo por las buenas, lo que no
aguanto es que
haya que estar tanto tiempo en el ejército. Eso es
lo que no me gusta. Mi hermano D. B. se pasó en el
servicio cuatro años enteros. Estuvo en el
desembarco
de Normandía y todo, pero creo que odiaba el
ejército
más que la guerra.[...] Le dijo también que
en el ejército aliado había tantos cabrones
como en el nazi [...]Lo que no comprendo es por qué
D.B. me hizo leer Adiós a las armas si odiaba
tanto
la guerra. No entiendo cómo D.B. podía odiar
la guerra y decir que ese libro era buenísimo al
mismo
tiempo. Tampoco comprendo cómo a una misma persona
le pueden gustar Adiós a las armas y El
gran Gatsby.
D.B. se enfadó mucho cuando se lo dije y me contestó
que era demasiado pequeño para juzgar libros como
esos.
Le dije que a mí me gustaban Ring Lardner y El gran
Gatsby. Y es verdad. Me encantan. ¡Qué tío
ese Gatsby! ¡Qué bárbaro!. Me chifla la
novela. Pero, como les decía, me alegro muchísimo
de que hayan inventado la bomba atómica. Si hay otra
guerra me sentaré justo encima de ella. Me
presentaré
voluntario, lo juro.
3. Identifica los rasgos lingüísticos presentes en el texto que consideres que pertenecen al personaje y no al autor (es decir, que son más propios de la forma de hablar de un adolescente que de un escritor que está haciendo crítica literaria).
4. Investiga acerca de los libros y los autores citados en el fragmento.
3. Identifica los rasgos lingüísticos presentes en el texto que consideres que pertenecen al personaje y no al autor (es decir, que son más propios de la forma de hablar de un adolescente que de un escritor que está haciendo crítica literaria).
4. Investiga acerca de los libros y los autores citados en el fragmento.
Narrador, tiempo y espacio. La narración de El guardián entre el centeno corre
a cargo del protagonista de la historia: un joven de dieciséis años que
se expresa con naturalidad y espontaneidad, dando cuenta de sus
andanzas en los días que transcurren tras su expulsión del colegio de
Pencey. Durante este periodo Holden vaga, sobre todo, por las calles de
Nueva York. Los encuentros y situaciones que vive sucesivamente se
narran de forma ágil y amena, siempre de manera lineal, aunque a veces
el narrador nos da a conocer aspectos anteriores de su vida, como los
recuerdos acerca del hermano muerto, o algunas anécdotas de sus muchos
compañeros de colegio.
Sencillez y naturalidad.
El texto resulta sencillo a todos los niveles: léxico, sintáctico,
estilístico..., respetando la verosimilitud de un narrador adolescente
que se expresa de manera espontánea y
sin pretensiones. Las construcciones sintácticas son cortas y ágiles,
con predominio de la yuxtaposición y la coordinación; el vocabulario es
sencillo y genérico, con abundancia de hiperónimos y comodines léxicos,
como "cosa", "gente", etc.; No hay figuras retóricas destacables, aparte de las hipérboles expresivas: "choqué con veinte bidones por lo menos", "la tía tenía como cien años", "Debajo de los libros había un cuaderno. Tiene como cinco mil" etc.
Muletillas. Holden
se expresa con dejadez. A pesar de su admiración por la gente con buen
vocabulario, él mismo emplea frecuentemente muletillas y frases hechas,
entre las que destacan los "¡jo!" que intercala continuamente en su
discurso y "de verdad",
expresión con la que remata a menudo sus frases. También tenemos muchas
ocasiones de apreciar su repertorio de insultos, los cuales casi
siempre van referidos al nivel intelectual o moral de los otros
personajes:
- "me puse a mirar a todos los cretinos"
- "¡Menudo imbécil!"
- "¡Vaya tía!"
- "pregúntele si el imbécil del camarero le ha dado mi recado"
- "¡Menudo hipócrita!"
- "Nunca he visto a un tío más falso"
Generalizaciones. En sus juicios sobre la personalidad de los otros, Holden tiende con frecuencia a hacer generalizaciones, del tipo: "todos esos tipos son iguales" o "esas cretinas siempre hacen lo mismo"
Opiniones radicales y desenfadadas. A
veces, en su impulsividad, Holden produce frases que, tal vez, si las
reflexionara un poco, retiraría (hemos visto que con frecuencia se
retracta de cosas que hace y dice, arrepentido del daño que pueda causar
a los demás). Sin embargo, cuando le vienen a la cabeza, puede ser
bastante radical:
"Me
gusta muchísimo oírle, pero a veces le entran a uno ganas de romperle
el piano en la cabeza. Debe ser porque sólo por la forma de tocar se le
nota que es de esos tíos que no te dirige la palabra a menos que seas un
pez gordo".
" Tampoco comprendo cómo a una misma persona le pueden gustar Adiós a las armas y El gran Gatsby.
D.B. se enfadó mucho cuando se lo dije y me contestó que era demasiado
pequeño para juzgar libros como ésos. Le dije que a mí me gustaban Ring
Lardner y El gran Gatsby. Y es verdad. Me encantan. ¡Qué tío ese Gatsby!
¡Qué bárbaro! Me chifla la novela. Pero, como les decía, me alegro
muchísimo de que hayan inventado la bomba atómica. Si hay otra guerra me
sentaré justo encima de ella. Me presentaré voluntario, se lo juro."
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