A nuestro amigo Lucas le han publicado en el blog Acentos perdidos la foto con la que ha dejado constancia de la corrección que él mismo realizó sobre el rótulo de nuestra "cafeteria" -hoy ya cafetería gracias a él. Lo prometido es deuda, y al final de este trimestre le pondré un punto más sobre la nota final.
A más de uno se le ocurrirá descalificar acciones como ésta y acusar de pedantería a quienes las llevan a cabo; algún espabilado incluso se aventurará a argumentar que las tildes, los acentos, no son necesarios para entender lo que está escrito. En efecto, como todos sabemos, fácilmente se pueden entender mensajes incompletos y deficientes (si escribo, por ejemplo, "C4F3T3RI4" o "kfteria" sigo captando el mensaje); pero ¿imagináis leer una novela escrita toda con semejante grafía?; ¿podría comprender un texto ya de por sí complejo como un tratado filosófico o un ensayo difícil? ¿No nos entenderíamos mejor unos a otros si, en general, cuidáramos el lenguaje con el que nos comunicamos a diario?
Somos capaces de interpretar mensajes defectuosos o cortados, cierto; pero admitamos que son eso: defectuosos, incompletos. Como los intentos de comunicación de quien habla a gritos, de quien se expresa a golpes, de quien se comunica insultando. El lenguaje sigue siendo lo que nos diferencia (a unos más que a otros) de los animales.
Somos capaces de interpretar mensajes defectuosos o cortados, cierto; pero admitamos que son eso: defectuosos, incompletos. Como los intentos de comunicación de quien habla a gritos, de quien se expresa a golpes, de quien se comunica insultando. El lenguaje sigue siendo lo que nos diferencia (a unos más que a otros) de los animales.
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