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lunes, 24 de octubre de 2011

De los vicios y las virtudes

Texto para comentario:

Y si a pesar de todo los hacen enfermos, al menos no enferman de gota, para la que se suele dar como medicamento la castidad y todas las demás cosas apropiadas a la vida de un modesto fraile. Y se creen que los demás no conocen que además de la vida austera, las vigilias largas, el orar y el disciplinarse deben hacer a los hombres pálidos y afligidos, y que ni Santo Domingo ni San Francisco, sin tener cuatro capas cada uno, no de lanilla teñida ni de otros paños señoriles, sino hechos con lana gruesa y de natural color, para protegerse del frío y no para aparentar se vestían. ¡Que Dios los ayude como necesitan las almas de los simples que los alimentan!


Lee estos dos artículos antes de redactar tu comentario crítico sobre el tema:
Lee ahora la novela III de la séptima jornada y selecciona en él ejemplos de:
  • Enumeración.
  • Estilo directo/ indirecto.
  • Símil.
  • Humor.
  • Conectores.
  • Estudia, además, los tiempos verbales y di cuáles son los más frecuentes.


Y, a propósito de
los engaños y la picaresca, aquí tenemos un nuevo artículo periodístico.

1 comentario:

  1. Lo que critican tanto Boccaccio en el Decamerón como autores de todas las épocas ("Poderoso caballero es Don Dinero") en sus obras es el hecho de que las posibilidades que otorga el dinero a quien lo posee (tener medios para comprar objetos o servicios que hacen la vida más cómoda, proporcionan placer y bienestar y, por tanto, dan la felicidad) con frecuencia vuelven al ser humano mezquino y avaricioso, haciéndole perder la solidaridad, la caridad, la empatía o la compasión, y a veces incluso la razón. De esta forma, muchas personas traicionan también sus ideales o se olvidan de ellos por dinero (clero corrupto, sobrealimentado y lujurioso retratado en el Decamerón, el cual no estaba lejos de la realidad medieval).
    En la Edad Media y el Renacimiento esto era obviamente cierto. Considero que así ha sido a lo largo de los siglos y así es ahora, más si cabe en un momento de crisis económica. Todo el dinero está en manos de esos gobiernos de países desarrollados que al parecer defienden, apoyan y fomentan las ayudas económicas para la hambruna del Cuerno de África, pero que luego en cambio siguen aceptando condescendientemente los caprichos de una Iglesia que predica la caridad y la solidaridad con los países pobres mientras emplea recursos millonarios en adquirir una plataforma teledirigida con ruedas para que Su Santidad no se canse mientras recorre la basílica de San Pedro en el Vaticano. Hace pocos días vi esta noticia en el Telediario justo después de que hablaran de la estela de muerte que el hambre va dejando en África. Frustrante y vergonzoso, dan ganas de reírnos sintiendo pena de nosotros mismos.

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