Con el final del trimestre, llega el momento de cerrar los trabajos que tenemos pendientes y de proponer, para quien desee subir nota, algunas tareas extraordinarias.
1. Trabajos obligatorios. Suponen un 20% de la nota del trimestre:
a) Redacción de un mito.
b) Composición de algunos versos a imitación de la obra de Safo (recordemos: Amor y naturaleza como temas principales; intimidad, vitalidad y optimismo como actitud; suavidad, sencillez y elegancia como estilo. Consulta aquí).
c) Comentario de uno de los textos que propongo más abajo.
2. Trabajos opcionales. Según la profundidad e interés de las tareas, podrían conllevar hasta un punto extra en la evaluación.
Cada estudiante puede hacer propuestas en repuesta a las sugerencias que os hago, siempre que encajen dentro de los siguientes criterios de evaluación:
2.2. Realizar trabajos críticos sobre
de una obra, interpretándola según su contexto
histórico y literario, obteniendo la información
bibliográfica necesaria y efectuando una
valoración personal.
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2.3. Realizar exposiciones orales o escritas
acerca de una obra, un autor o una época
con ayuda de medios audiovisuales, expresando
opiniones propias, siguiendo
un esquema preparado previamente, valorando
las obras literarias como punto de encuentro
de ideas y sentimientos colectivos y como
instrumentos para acrecentar la propia experiencia.
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Mis propuestas:
a) Elaboración, por grupos, de unas Reglas y Preceptos de amor a imitación de los provenzales (consulta aquí).
b) Presentación oral acerca de cualquier aspecto que nos interese del temario estudiado hasta ahora.
c) Memorización y recitado o interpretación de cualquier obra o fragmento de lo estudiado hasta el momento.
d) Creación de textos literarios a imitación de los que hemos conocido.
e) Elaboración de un vídeo de carácter divulgativo o artístico relacionado con el temario.
Cualquier trabajo que se desee proponer habrá de ser comunicado previamente al profesor, con quien se negociarán detalles de la propuesta y su peso en las calificaciones.
En cuanto a los comentarios de texto, he aquí las obras y fragmentos, que el alumnado se repartirá según sus preferencias personales:
I
Te he visto en sueños en
mi lecho
y era como si tu brazo
mullido fuese mi almohada,
era como si me abrazases
y sintieses
el amor y el desvelo que
yo siento,
es como si te besase los
labios, la nuca,
las mejillas, y lograse
mi deseo.
¡Por tu amor!, si no me
visitase tu imagen
en sueños, a intervalos,
no dormiría más.
II
¡Ay, aquella gacela
joven!
a quien pedí el licor,
y me dio generosa
el licor y la rosa.
Así pasé la noche
bebiendo del licor de su
saliva,
y tomando la rosa en su
mejilla.
III
¡Por el ramo oloroso
cuyo perfume cura al enfermo;
alientos ungidos, dulce
aroma!
Con él me señalan los
dedos suaves
de una joven esbelta, sus
ojos oscurecidos con colirio de magia.
Espléndida belleza hecha
de amor asciende entre sus ramas,
enferma con almizcle de
radiantes virtudes.
Cuando ofrece jazmines
con su mano,
recibo estrellas
luminosas de mano de la luna.
Tiene virtudes dulces en
un hermoso cuerpo,
una elegancia como
fragante perfume o aroma de vino,
y consuela mi alma con
una plática que me da contento
como los deseos y la
unión que siguen a la ausencia
IV
Buen compañero, no sé
si dormís o veláis.
Despertad suavemente, no
durmáis más,
pues veo la estrella del
alba crecida,
la que trae el día, que
me es conocida,
¡y pronto llegará el
alba!
Buen compañero, cantando
os llamo;
no durmáis ya, que oigo
el pájaro cantar
buscando el día por el
monte
y tengo miedo de que el
celoso os sorprenda,
¡y pronto llegará el
alba!
V
A mi caballero quisiera
tenerlo una noche,
desnudo, en mis brazos
y que se diera por feliz
con que yo hiciese de
almohada;
…pues estoy más
enamorada
que Floris por
Blancaflor:
le otorgo mi corazón y
mi amor,
mi juicio, mis ojos y mi
vida.
Bello amigo, agradable y
bueno,
¿cuándo os tendré en
mi poder,
que me acostara con vos
una noche
y os diese un beso
amoroso?
…Sabed que gran deseo
tengo
de teneros en el lugar de
marido,
con tal que me
prometiérais
hacer lo que yo quisiera.
VI
¡Ay, Dios mío! ¿Por
qué no seré golondrina que volase por el aire y fuese, de noche
profunda, allí dentro de su morada? Excelente señora placentera.
¡Se muere vuestro enamorado! Tengo miedo de que se funda el corazón,
si todo ello me dura mucho. Señora, por vuestro amor junto las manos
y adoro. ¡Cuerpo gentil de fresco color, qué dolor me hacéis
sufrir!
VI
[...] comprendiendo
...] el amor loco del
pecado del mundo
y los muchos males que
trae consigo, escribí [...] amando [...]
la salvación y la gloria
del Paraíso para mi alma.
Y compuse este nuevo
libro en el que están escritas algunas
artimañas, maestrías y
sutilezas engañosas del loco amor que
usan algunos para pecar.
Las cuales, leyéndolas y oyéndolas el
hombre o la mujer de buen
entendimiento que quiera salvar su
alma, las escogerá y
obrará así.
Además, los de poco
entendimiento no se perderán [...] y querrán amarse más a
sí mismos que al pecado,
pues la caridad bien entendida comienza por uno mismo. Y
desecharán las artimañas y las malas artes
del loco amor, que hacen perder las almas
e incurrir en la ira de
Dios, acortando la vida y trayendo mala
fama y deshonra y muchos
daños al cuerpo.
VII
El noble Carlos, Rey de
los Francos
Había cruzado montes y
torrentes,
Quedaba la retaguardia
Teniendo por jefe Roldán
el Valeroso,
Helos aquí que se
aventuran
Al fondo de un valle muy
tenebroso.
¡Ay! El traidor Ganelón
Ha hecho guardar ese
negro valle
Pues una armada inmensa
De repente baja de los
picos vecinos,
La lucha a muerte
comienza
Con los gritos
estridentes de los Sarracenos.
Con la espada en mano,
altanero y ensangrentado,
Grita también el buen
Roldán,
Corre en la batalla
Cubriendo de muertos el
oscuro valle
Golpea, destroza, corta,
Por todas partes radia
Durandal.
[...]
En fin, perforado de un
lado al otro,
Roldán sonó: era
demasiado tarde.
Alrededor suyo, en la
oscuridad
Tenían estertores gente
y caballos,
Vencido, pero por el
número,
Roldán en Roncesvalles
murió.
VIII
Ay, Dios mío ¿Por qué
no seré golondrina que volase por el aire y fuese, de noche
profunda, allí dentro de su morada? Excelente señora placentera.
¡Se muere vuestro enamorado! Tengo miedo de que se funda el corazón,
si todo ello me dura mucho. Señora, por vuestro amor junto las manos
y adoro. ¡Cuerpo gentil de fresco color, qué dolor me hacéis
sufrir!
IX
Señora, vuestro vasallo
soy,
decidme, con gusto ¿me aprobaréis?
No sé, pues conociéndoos voy,
si os molesta: esclavo me tenéis.
Y puesto que ya no me queréis,
a pesar de todo, vuestro soy;
si de alguno debéis tener hoy
piedad, bueno es que me soportéis,
que a servirle a otra presto no estoy.
decidme, con gusto ¿me aprobaréis?
No sé, pues conociéndoos voy,
si os molesta: esclavo me tenéis.
Y puesto que ya no me queréis,
a pesar de todo, vuestro soy;
si de alguno debéis tener hoy
piedad, bueno es que me soportéis,
que a servirle a otra presto no estoy.
X
¡Por el ramo oloroso
cuyo perfume cura al enfermo;
alientos ungidos, dulce
aroma!
Con él me señalan los
dedos suaves
de una joven esbelta, sus
ojos oscurecidos con colirio de magia.
Espléndida belleza hecha
de amor asciende entre sus ramas,
enferma con almizcle de
radiantes virtudes.
Cuando ofrece jazmines
con su mano,
recibo estrellas
luminosas de mano de la luna.
Tiene virtudes dulces en
un hermoso cuerpo,
una elegancia como
fragante perfume o aroma de vino,
y consuela mi alma con
una plática que me da contento
como los deseos y la
unión que siguen a la ausencia
XI
... que yo y mi señora
yazcamos en la cámara en la que ambos fijemos una preciosa cita, de
la que espero tanto placer que descubra su hermoso cuerpo, besando y
riendo, y que lo contemple contra la luz de la lámpara
XII
Quiero el alterno canto y los amores
Imitar de Damón y Alfesibeo,
A cuyo dulce són la becerrilla,
Olvidada del pasto, absorta estuvo,
Y atónitos los linces atendían,
Y el curso revolviendo de sus ondas
En silencio á escuchar llegóse el río.
XIII
Se fue la Luna.
Se pusieron las Pléyades.
Es medianoche.
Pasa el tiempo.
Estoy sola.
XIV
Una tortuga y una liebre discutían sobre quién era la más rápida. Tras fijar una fecha y un lugar se separaron.
Así pues, la liebre debido a su natural velocidad se despreocupó de la carrera y echándose al borde del camino se quedó dormida.
Pero la tortuga, consciente de su lentitud, no dejó de correr y así aventajando en la carrera a la dormida liebre alcanzó el premio de la victoria.
XV
Dadme la lira de Homero,
pero sin cuerdas sangrientas.
Traedme copas rituales,
y haré la debida mezcla.
Bailaré como un beodo,
y, con locura serena,
al son del laúd cantando,
al vino le haré un poema.
Dadme la lira de Homero,
pero sin cuerdas sangrientas.
XVI
¡Qué
bueno, el remedio de amores que halló Polifemo!
No, no, por la Tierra, no era necio el cíclope.
Cicatrizan las Musas, Filipo, la llaga amorosa;
la poesía es droga que todo lo cura.
Esta ventaja también, creo yo, tiene el hambre,
que erradica el mal de la pederastia.
Y así me es posible, sanado, decir al maligno
Eros: “Puedes, niño, cortarte las alitas.
Me importan un bledo tus tretas, pues tengo en mi casa
dos medicinas contra tus heridas crueles”
No, no, por la Tierra, no era necio el cíclope.
Cicatrizan las Musas, Filipo, la llaga amorosa;
la poesía es droga que todo lo cura.
Esta ventaja también, creo yo, tiene el hambre,
que erradica el mal de la pederastia.
Y así me es posible, sanado, decir al maligno
Eros: “Puedes, niño, cortarte las alitas.
Me importan un bledo tus tretas, pues tengo en mi casa
dos medicinas contra tus heridas crueles”
XVII
Cuéntase -pero Alah es más sabio, más prudente, más poderoso y más
benéfico- que en lo que transcurrió en la antigüedad del tiempo y en lo
pasado de la edad, hubo un rey entre los reyes de Sassan, en las islas
de la India y de la China. Era dueño de ejércitos y señor de auxilliares
de servidores y de un séquito numeroso. Tenía dos hijos, y ambos eran
heroicos jinetes, pero el mayor valía más aún que el menor. El mayor
reinó en los países, gobernó con justicia entre los hombres, y por eso
le querían los habitantes del país y del reino. Llamábase el rey
Schahriar. Su hermano, llamado Schahzaman; era el rey de Samarcanda
Al-Ajam.
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