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lunes, 13 de abril de 2020

El Werther de Goethe

Johann Wolfgang von Goethe:

Las penas del joven Werther

(Die Leiden des jungen Werthers)


1. El autor y su contexto.

1. Introducción histórica. Crisis del Antiguo régimen.



    La Revolución francesa, en 1789, supone el ascenso definitivo de la burguesía y el despertar de los europeos a la democracia y a la igualdad. Las ideas revolucionarias se extienden por todo el orbe. Tras el ejemplo de Francia, una oleada de nacionalismos sublevará Europa hacia 1848.


  

Casi simultáneamente, se pone en marcha la Revolución industrial, que trae consigo el desarrollo económico, a la vez que nuevos conflictos que supondrán la aparición del socialismo.


 


    Todo ello conlleva el surgimiento de una nueva sociedad burguesa e industrial que provoca gran desconcierto, crisis y el hundimiento o, al menos, la revisión de todos los valores tradicionales.

1. ¿Qué dos "revoluciones" se dan desde el final del siglo XVIII y a lo largo del XIX? ¿En qué consiste cada una? Explícalo muy brevemente.


2. El movimiento romántico.

El Romanticismo, surgido a principios del siglo XIX,  supone una ruptura radical con todo lo que se venía  haciendo hasta entonces. Si consideramos que todo cambio importante en la estética y el arte responde a un cambio de sensibilidad y de visión del mundo, tenemos que ver en qué consiste esta nueva óptica para llegar a comprender el Romanticismo. El siguiente cuadro esquematiza el contraste y la ruptura con la centuria precedente:



S. XVIII S. XIX
Mundo estático y ordenado La realidad se percibe como algo cambiante y misterioso
Mundo inteligible por la razón La razón se entiende sólo como una facultad posible, pero el sentimiento y la imaginación juegan papeles igual de importantes (o, incluso, aún más)
El ser humano era entendido como un ser social, que, además, es igual a todos los demás. El Romanticismo venera la individualidad: la nueva filosofía muestra al humano como un ser poderoso y principio de todo saber, que acaba inevitablemente enfrentado a la sociedad.




    La exclamación de Werther: "¡Ay, lo que yo sé todos pueden saberlo! ... ¡Sólo mi corazón es mío!" ilustra bastante bien ese individualismo y esa subjetividad: la razón, la inteligencia, son comunes a todas las personas, pero los sentimientos nos separan, porque no se pueden medir ni comparar.


2. Resumiéndolo mucho: ¿con qué siglo relacionarías las sensibilidades apolínea y dionisíaca?:
  • S. XVIII: 
  • S. XIX:
¿Por qué?


"Le mal du siècle".- ('el mal del siglo') La angustia existencial devora al romántico, al hundirse la antigua armonía y no encontrar otras soluciones que vengan a ocupar el vacío dejado. Las creencias religiosas no desaparecen, aunque también se cuestionan. Ante esta tesitura, se dan dos vías:

  • La ortodoxia.- Frente al desconcierto y la desaprobación del mundo actual, hay quien se refugia en la tradición y el conservadurismo.
  • El enfrentamiento.- Una opción frecuente en la literatura romántica consiste en pedir cuentas a Dios; pedirle explicaciones por todo el dolor de la vida:

"...y no brotó una lágrima siquiera
tu seco corazón, y a Dios llamaste,
y no te escuchó Dios y blasfemaste;
¡oh!, ¡cruel!"
                                             Espronceda: Canto a Teresa


...actitud que pronto tiende al satanismo:


        DON ÁLVARO.- (Desde un risco, con sonrisa diabólica, todo convulso, dice:) Busca, imbécil, al padre Rafael… Yo soy el enviado del         infierno, soy el demonio exterminador… Huid miserables.
       TODOS. -¡Jesús! ¡Jesús!
       DON ÁLVARO.- Infierno, abre tu boca y trágame! ¡Húndase el cielo, perezca la raza humana; exterminio, destrucción…! (Sube a lo         más alto del precipicio y se precipita.)
        EL PADRE GUARDIÁN Y LOS OTROS FRAILES.- (Aterrados y en actitudes diversas.) ¡Misericordia, Señor! ¡Misericordia!


                                                      Duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino



    En todo caso, el romántico vive un profundo desengaño y un gran vacío existencial que, por otra parte, se convierte a su vez en un problema para esa sociedad que no ha sabido darle respuestas y que se ve tan seriamente cuestionada.


    El desengaño y la rebeldía producen:
  1. Rebeldía política.- La gran mayoría de los románticos fueron liberales y, los más representativos del movimiento, liberales exaltados.
  2. Evasión.-
  • En lo exótico y salvaje. (Daniel Defoe: Robinson Crusoe)
  • En el mundo interior, que contiene en sí lo oscuro, lo tenebroso, melancólico y hasta terrorífico (Mary Shelley: Frankestein)
  • En el pasado histórico y las leyendas. (Costumbrismo. Demófilo. Novela en el Romanticismo. Walter Scott: Ivanhoe)
  • En el suicidio.

3. Es decir: ¿qué reacciones tuvieron los románticos frente a los cambios que trajeron las revoluciones francesa e industrial?


3. La ruptura literaria con el Neoclasicismo.



    Podemos comenzar a definir el Romanticismo como el movimiento artístico creado por oposición y reacción contra el Neoclasicismo. De este modo, podemos visualizar fácilmente sus rasgos más característicos:



Si en el Neoclasicismo encontramos...

el Romanticismo, en cambio, ofrece...

obra artística
                  como
objeto espiritual, más presente en quien lo crea que en el objeto creado.

objeto hermoso

amplía el concepto de belleza, donde cabe lo grotesco, lo tenebroso, lo vulgar...

conseguido, bien construido y terminado

fragmentario, siempre imperfecto, como la realidad. Espontáneo.

gracias a unas reglas

la libertad prima sobre todas las reglas


dictadas por la razón los sentimientos y la imaginación son igual de válidos


Sin embargo, a pesar de esa identificación con la oposición al Neoclasicismo, en algunos casos lo romántico es deudor de aquel movimiento:
  • Muchos autores, como Goethe, tienen una formación clasicista y practican sus formas en un momento inicial.
  • El Romanticismo prolonga el espíritu crítico con que los ilustrados llevaron a cabo sus múltiples reformas.
Por todo ello, el Romanticismo se puede definir:


  • Como "el liberalismo en Literatura" (Víctor Hugo).
  • Como enfrentamiento al Neoclasicismo.

4. Después de haber leído el texto anterior, señala cuáles de las siguientes afirmaciones son ciertas (escribe V -verdadero- o F -falso):

  1. El Neoclasicismo busca la belleza; el Romanticismo huye de ella.
  2. En el Romanticismo se considera que el artista es más importante que su obra.
  3. A los románticos no les preocupa que sus obras queden incompletas o irregulares.
  4. Goethe, Beethoven o Goya empezaron como neoclásicos, pero después tuvieron que cambiar radicalmente su forma de entender el arte para iniciar la senda del Romanticismo.
  5. El Romanticismo es un movimiento mucho más crítico con la realidad de lo que lo fue nunca el Neoclasicismo.
  6. El Romanticismo se suele definir como un movimiento opuesto al neoclásico, pero en realidad tienen muchos puntos en común.
5. Teniendo en cuenta las diferencias entre Romanticismo y Neoclasicismo, así como los temas y tendencias propios del movimiento romántico (los que viste en el ejercicio 3: ortodoxia, enfrentamiento , rebeldía política, exotismo, mundo interior, lo oscuro, tenebroso o melancólico; el pasado histórico, etc.), trata de discernir cuáles de estas pinturas corresponden a cada uno de aquellos movimientos.
    




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    Las primeras expresiones románticas surgen precisamente en los países donde nace la Revolución industrial: Inglaterra y Alemania.

El Prerromanticismo inglés (~1730-40) busca en:
  • el pasado y la tradición (artística, religiosa)
  • lo subjetivo y lo oscuro. Aquí nace la característica estética romántica de las tinieblas, las tumbas y la tempestad. Su representante más destacado es Edward Young.

 El Sturm und Drang alemán (~1750-85) desarrolla las posibilidades no racionales del hombre:
  • La imaginación.
  • El genio.
  • Lo oscuro.
    Este movimiento, precursor del Romanticismo pleno, fue revolucionario en cuanto al hincapié que hizo en la subjetividad personal y en el malestar del hombre en la sociedad contemporánea, encorsetado por las diferencias sociales y las hipocresías morales; estableció firmemente a autores alemanes como líderes culturales en Europa en un tiempo en el que muchos consideraban que Francia era el centro del desarrollo literario. El movimiento también se distinguió por la intensidad con la que desarrolló el tema del genio de la juventud en contra de los estándares aceptados y por su entusiasmo por la naturaleza.

      La gran figura de este movimiento fue Goethe, quien escribió su primer drama importante, Götz von Berlichingen (1773), y su novela más representativa de esta corriente, Die Leiden des jungen Werthers (Las desventuras del joven Werther) (1774). Otros escritores de importancia fueron Klopstock y Friedrich Müller. La última figura importante fue Schiller, cuya Die Räuber y otras obras tempranas fueron también un preludio del Romanticismo.


     4. Johann Wolfgang von Goethe (1749, Fráncfort del Meno – 1832,  Weimar) es un autor difícil de clasificar: no se puede etiquetar como neoclásico ni como romántico, ya que en realidad representó todas las corrientes y no quiso estar adscrito a ninguna. Su obra, que abarca géneros como la novela, la poesía lírica, el drama e incluso controvertidos tratados científicos, dejó una profunda huella en importantes escritores, compositores, pensadores y artistas posteriores, siendo incalculable en la filosofía alemana posterior y constante fuente de inspiración para todo tipo de obras. Sus ideas acerca de las plantas y la morfología y homología animal fueron desarrolladas por diversos naturalistas decimonónicos (entre ellos, Charles Darwin).

        Nació en 1749 en Frankfurt am Main, en una familia burguesa que poseía una gran biblioteca. En 1765 se fue a Leizpig a estudiar Derecho, pero enfermó y regresó a Frankfurt, donde mantuvo un reposo de 2 años. En 1770 se trasladó a Estrasburgo, continuó sus estudios de Derecho y los amplió con asignaturas de Medicina e Historia. En 1775 se marchó a Weimar y allí dedicó 10 años a participar en la vida pública y científica. Más tarde, en 1789, se estableció en Roma,  donde inició una estapa de madurez estéticamente neoclásica. Murió en 1832.


    5. Busca en Wikipedia u otros medios información acerca de:


    • Formación académica de Goethe
    • Posición y relaciones sociales.
    • Detalles autobiográficos en Werther
    • Evolución experimentada a raíz de su estancia en Italia (1786–1788).
    • Reacción vivida ante la Revolución francesa.


    2. La obra y su contexto.

     
    La etapa prerromántica de Goethe está representada, sobre todo, por Los sufrimientos del joven Werther, una novela publicada en 1774 con la que alcanzó una enorme popularidad. Sin embargo, su gran obra es el Fausto, tragedia publicada en dos partes (1808 y 1832, respectivamente).



    1. Die Leiden des jungen Werthers  (Los sufrimientos del joven Werther


        La  mayor parte de la acción está contada en forma de cartas que el joven Werther escribe a su amigo Wilhelm. (Guillermo) El protagonista es un joven que no sabe qué hacer con su existencia y que se marcha a la ciudad de W para huir del mundo burgués. Allí se pasea por la naturaleza para dibujarla, ya que es pintor. Un día es invitado a un baile, donde conoce a una joven llamada Charlotte o Lotte (Carlota), hija de un personaje distinguido. La muchacha, desde la muerte de su madre, cuida de sus hermanos. Werther sabe que Charlotte está comprometida con Albert (Alberto), pero eso no le impide enamorarse inmediatamente de ella. Finalmente, Werther acabará desesperado por este amor imposible.


    2. Fausto

             Fausto en un hombre mayor y de conocimientos enciclopédicos que pacta con el diablo (Mefistófeles) para alcanzar la eterna juventud a cambio de entregarle su alma. Seduce así a la bella Margarita, quien acaba muriendo a causa de la propia actuación de Fausto. Después de un largo paseo por la Grecia clásica, donde tiene relaciones con Helena, muere despeñado en un foso en el que le hace caer Mefistófeles. Su alma es conducida, no obstante, al Cielo, puesto que al final se ha esforzado por hacer el bien. Esta obra plantea algunas cuestiones de gran profundidad filosófica, como la juventud eterna, la libertad, la salvación a través del eterno femenino, las relaciones entre el bien y el mal o los límites de la naturaleza humana.

             Se ha descrito Fausto como el último mito que fue capaz de engendrar la cultura europea: el de cómo la grandeza intelectual y la sed omnímoda de saber pueden, sin embargo, engendrar la miseria moral y espiritual. Otras obras de la misma época: son Ifigenia en Táuride, Epigramas venecianos, Elegías romanas


    3. Obras de madurez

    A la época de clasicismo pertenece la colección de novelitas breves Conversaciones de emigrados alemanes (1795), la obra épica Germán y Dorotea (1797) y la tragedia La hija natural (1799 y ss.). Algo después aparecen las novelas de madurez: Las afinidades electivas (1809) y Los años de peregrinaje de Wilhelm Meister (1821, revisado en 1829), así como un diario de su viaje por Italia, Viajes italianos (1816), su autobiografía Poesía y verdad en varias entregas (1811–1833) y un poemario, Diván de Oriente y Occidente (1819), donde se deja sentir algo el influjo de la poesía oriental.


    6. Qué características del Romanticismo encuentras en los argumentos de las obras de Goethe?


    3. Temas


    Amor ("Es muy cierto que sólo el amor hace que el hombre necesite de sus semejantes. " V. 15 de agosto)



       Dice Carmen Villasante que para leer Werther hay que haber amado: sólo comprenderá quien haya sentido. Un corazón sensible, ardiente,  inquieto y oprimido, desbordante de pasión, se nos revela con toda su espléndida belleza en las páginas de un diario que comienza en el mes de mayo, en toda la plenitud primaveral. El joven héroe - porque es un héroe del sentimiento- todavía llora la muerte de su amiga cuando conoce a Carlota y se enamora de ella. Así le sucedía a Romeo cuando conoció a Julieta, apenas convalecía de un amor perdido. Y es que parece haber una especial predisposición al enamoramiento en algunas naturalezas humanas, que llegan a vivir intensas pasiones.


        En el Romanticismo, tales naturalezas ardientes eran consideradas como seres superiores, como "almas bellas", ennoblecidas por el sentimiento. Una nueva sensibilidad enriquecía al humano frente a los excesos del cerebralismo filosófico y la razón. Cuando Werther exclama: "¡Ay, lo que yo sé, todos pueden saberlo!... ¡Sólo mi corazón es mío!" está proclamando el individualismo de sus sentimientos:  frente al ser que piensa, el ser que ama.
        La teoría de la superioridad de la persona apasionada es puramente romántica. El que ama -nos dirá Goethe- se siente casi un dios en su influyente plenitud, y todo cobra sentido a través del amor. La infinita pasión, la vehemencia del temperamento, enriquece al ser humano.
    "¿Qué es para nuestro corazón el mundo sin amor?", escribe Werther en su diario; y vuelve a repetir al amigo confidente: " Es cierto, sin embargo, que no hay en el mundo cosa que más necesite el hombre que el amor". De ahí que Werther sea una figura desmesurada, que ha estado muy próxima a la felicidad y que se encuentra, de pronto, criatura solitaria, sumergida en el dolor.


        Las pequeñas anécdotas e historias secundarias del Werther no son superfluas: son la trama sobre la que destaca su gran pasión. Werther no es el único amador. Su caso se repite, pues la pasión no es, en modo alguno, invención poética; es propia de los cultos y de los incultos, y se enseñorea de todos (V. penúltimo párrafo del 4 de septiembre). La historia sencilla de un mozo enamorado de una señora viuda es como una modesta vida paralela del propio Werther, que le sirve de espejo y dice a los lectores que tanto entre los humildes como entre los altos la pasión es poderosa. Los tristes presagios del mozo campesino anuncian el final catastrófico de Werther.

        Carlota, desde aquella primera aparición con su sencillo traje blanco con lazos de un rojo pálido, es el bello ideal femenino del Romanticismo. Es la mujer natural, espontánea, sencilla; la mujer-madre. Y el papel que desempeñan los niños en torno a ella es el de cupidos, pequeños amorcillos nupciales. Esos niños encantadores a los que besa Werther y que transmiten el beso a Carlota son como pequeños mensajeros amorosos. Hay un simbolismo inconsciente: Werther y Carlota, rodeada de sus hermanitos, que podrían ser sus hijos, son la imagen anticipada de una felicidad que se hace imposible. Werther y Carlota forman esa pareja perfecta que por muy poco no se puede realizar; sólo por una promesa hecha a destiempo, por una indecisión inoportuna, pero que marca toda una vida.


        Cuando Werther y Carlota, en aquella maravillosa entrevista final, cumbre de todo el libro, con apasionada turbación, tratando de conservar la serenidad, se confiesan sin palabras su pasión, es ya demasiado tarde. Si beben ardiente vida de sus labios y el fuego de sus abrazos hace que desaparezca ante ellos el mundo, saben sin embargo que tienen que renunciar. En este momento se da la mayor intensidad de la pasión romántica.

    7. Al leer el libro, anota cuáles son los momentos principales en los que el amor es protagonista. Cuando los tengas todos, trata de relacionar estos momentos con el "mal del siglo" y con los rasgos que hemos estudiado del Romanticismo.


    Sociedad ("¡Oh, si fuera príncipe! Diría a la mujer del cura, al alcalde y al administrador… ¡Príncipe! ¡Bah! Si yo fuera príncipe, ¿qué me importarían los árboles de mi país?" V. 15 de septiembre, P.117)



        El joven romántico que es Werther no sólo padece de amor: es un alma solitaria en una sociedad que no le gusta. Le molestan las relaciones burguesas, la burocracia, el ceremonial, y, rebelde, libre y orgulloso, se opone al servilismo y al envilecimiento, lo que le cuesta la destitución de su cargo. A las penas del joven Werther  se añade un descontento hacia el ambiente que le rodea,  donde hombres cautos y falsos tienen la mayor preponderancia. (V. 20 de julio)
        Werther es feliz en el retiro de su cabaña; muy rusoniano, suele esconderse para gozar de la soledad elegida libremente y confundirse con la naturaleza. El individuo descontento de la sociedad, el joven sensible, anhela más que nunca ser comprendido por alguien; de ahí la fuerza con que se entrega a la pasión del amor.


        El éxito fulminante de Werther (1776) se debe precisamente a que Goethe reflejaba en este intenso librito  las preocupaciones y sentimientos de muchos de sus contemporáneos. El hastío de la vida, el tedio vital, la desesperación que ahonda en el alma de Werther no sólo provienen de un amor desgraciado, sino de un descontento general que sentía la juventud alemana por entonces. Goethe mismo se encontró en tal estado, y en Poesía y verdad, al comentar la génesis de Werther, dice: "En semejante elemento, en tal ambiente, ocupados en estudios y aficiones de este género, atormentados por pasiones no satisfechas sin que de fuera recibiésemos fuertes impulsos de acción, con la única perspectiva de acomodarnos a una vida burguesa, lenta y sin espíritu, disgustados y desconcertados, nos aveníamos con el pensamiento de poder abandonar a nuestro arbitrio la vida cuando ya no nos satisficiese". "Abandonar la vida a nuestro arbitrio", es decir, el suicidio, es la solución extrema de quien se rebela ante la vida y ante el tiempo que le ha tocado vivir. Goethe labró con esta novela un modelo de oposición ante el mundo que muy pronto caló con profunda huella entre sus contemporáneos jóvenes, quienes se aprestaron a imitar al héroe novelesco en su modo heterodoxo y vehemente de enfrentarse a la sociedad y a la vida.
    (Léanse las cartas de los días 15 y 16 de marzo. P. 99-101; 103-104)

    8. Como en el ejercicio anterior, anota en qué momentos del libro las relaciones sociales son importantes. Repasa entonces lo aprendido sobre el mundo en tiempos de las revoluciones francesa e industrial.

    Personalidad
     ("¡Ah! Si fuera más superficial, sería el hombre más feliz del mundo. Otros, pobres de fuerza y de talento se pavonean delante de mí con aire de suficiencia y yo me desespero de mis energías y de mis dotes. Tú, Señor, que me has dado todos estos bienes, ¿por qué no me negaste la mitad, para concederme la confianza y la satisfacción de mí mismo? ")


        En la novela se perfilan diferentes rasgos del carácter del joven romántico, dibujando el mapa de una personalidad que puede definirse genéricamente como "pasional" frente a lo "racional":  Werther defiende con frecuencia el buen humor ("Se predica contra muchos vicios, pero nunca he oído a alguien decir que se predicara desde el púlpito contra el mal humor". V. 1 de julio) y la pureza del corazón y de las costumbres, así como la vehemencia en las acciones y sentimientos. En muchas ocasiones, tal vehemencia y sensibilidad llega a rozar lo ridículo, sin que Werther se moleste en ocultarlo (V. 6 de julio: Werther, emocionado ante la bondad de una niña, no supo "hacer otra cosa que besarla con tanta efusión que ésta comenzó a gritar y llorar"; V. 18 de julio, donde Werther pide a Guillermo que no se ría de él) . (P. 56?, 61, 67) Conciencia (P. 78) Viajero (108) Besos objetos (63) El valor (66) Locura y ebriedad (69, 70) (89). "Me atraen los desdichados" (112)

    9. ¿Es la personalidad del protagonista típicamente romántica? ¿Por qué?

    Oposición entre razón y pasión. ("Su exterior tranquilo hace un contraste muy marcado con mi carácter turbulento, que en vano me gustaría ocultar". 12 de agosto. 69)



        El hombre razonable y el hombre apasionado están en los dos polos opuestos. Alberto, el prometido y esposo de Carlota, es el hombre razonable, moderado, reflexivo, que a veces adolece de falta de sensibilidad: "Este Alberto es tan meticuloso, que cuando cree haber dicho algo atrevido, absoluto, casi un axioma, no deja de limitar, modificar, quitar y agregar hasta que desaparece todo lo que ha dicho" (V. 12 de agosto). Desde el punto de vista de Alberto, Werther aparece como un insensato, embriagado por el delirio de sus pasiones, como un loco dominado por una furiosa e infinita pasión. Werther es el joven impulsivo que habla con ardor y cuya sangre corre más rápida por sus venas que la del hombre reflexivo. Si el lector adopta el punto de vista del hombre razonable, se asustará con los gestos wertherianos; pero si comprende a Werther encontrará vulgar y fría la figura de Alberto.



    (V. 30 de julio: "¡vayan al diablo los razonadores! Vago por los bosques y cuando llego a casa de Carlota y veo a Alberto sentado a su lado, entre el follaje del jardín, y tengo que controlarme, me vuelvo loco y hago mil necedades". 65)


    Arte y naturaleza
    Al atractivo de la historia personal que encierran Las penas del joven Werther se une el encanto de la poesía, de la música y de la naturaleza. Werther y Carlota comienzan a amarse con el recuerdo de un gran poeta -Klopstock- en una tarde irisada de lluvia, y terminan exaltados con la lectura de los cantos de Ossian, iluminados por la nocturna luz lunar.
        Las melodías preferidas embellecen los momentos más líricos del sentimiento. Carlota al piano, tocando aquella música perturbadora, hace resonar las más íntimas vibraciones musicales del alma de Werther. La Música y la Literatura, en correspondencia con el sentimiento, dan a la pasión amorosa una fascinación difícilmente superable.
        Cuánto más hermoso todo, si el protagonista dice, al ver amarillear el otoño, que el otoño está en él, y que el torrente de las montañas, y el Sol, la Luna y las estrellas se ciernen sobre su cabeza mientras nubes apresuradas pasan por el cielo, igual que los veloces pensamientos sobre su frente. "El afán de ver la Naturaleza en el arte llegó a hacerse en mí una pasión", dice Goethe.



        El caso es que Arte y Naturaleza cobran sentido para el romántico en la medida en que se encuentran en consonancia con el alma del poeta, del genio, del artista. El romántico, apenado, busca ecos a su propio espíritu en la soledad de los bosques, en la belleza de los paisajes idílicos (V. 18 de agosto: "... el fértil valle y veía que todo germinaba con lozanía a mi alrededor; cuando veía estas montañas bordadas, desde la falda hasta la cima, de espesos y corpulentos árboles; estos valles salpicados de risueña floresta...") y en los paisajes tempestuosos y embravecidos ("oía un rugido en los bosques y los montes, agitándose y confundiéndose todas estas fuerzas enigmáticas en las profundidades terrestres"). Por eso Werther exclama el 21 de agosto: "¡Todo ha cambiado! ¡Todo se ha desvanecido! ¡Ni una sola señal de la naturaleza, ni un latido en mi corazón que me recuerde aquel día!", identificando el entorno con sus propios sentimientos. Además de en la naturaleza, el romántico  también encuentra sintonías de su propio espíritu en la Literatura y en las otras artes, siempre y cuando se trate de obras de verdaderos artistas por los que fluye el genio: "Ossian ha desbancado a Homero en mi espíritu. ¡A qué mundo nos transportan los sublimes cantos de aquel poeta! ¡Vagar por los matorrales, aspirar el viento de tormenta..." dice Werther el 12 de octubre.


        Si es verdad, como sigue afirmando el poeta, que la mayor dicha está en el anhelo, y que el verdadero anhelo sólo puede aspirar hacia algo inasequible, entonces Werther es el hombre representativo del sentimiento de Sehnsucht ("anhelo"). Su mirada hacia lo alto ansía perderse en la plenitud de lo infinito.

    Suicidio ("¡[...]aquellos momentos en que yo colocaría contento una bala en mi cabeza!". 61)


        Werther representa a la perfección la angustia vital que, al hundirse la antigua armonía, sin que aparezcan otras soluciones, devora al romántico. Werther encarna el profundo desengaño y el vacío existencial propios de su época y, como tantos jóvenes, se deja llevar por el sufrimiento y la desolación:

    "¡Cuántas veces he tenido que calmar mi sangre, lista a enardecerse e inflamarse! No es posible que hayas visto algo tan desigual, tan inquieto como este corazón; ¿pero tengo necesidad de decírtelo, a ti, mi amigo, que has sufrido tantas veces al verme pasar, a menudo, de una negra preocupación a una loca extravagancia; de una dulce melancolía al ardor de una pasión? Así gobierno a mi pobre corazón como trataría un niño; le dejo pasar todos sus caprichos. No vayas a repetirlo, que hay quienes harían un crimen de esto". (V. 13 de mayo)

        Werther, desengañado y dolorido, busca poner su cuerpo en consonancia con su sentimiento, y grita:

    "disfruto subiendo una montaña escarpada, abriéndome paso entre un bosque espeso, por entre las breñas que me hieren y los zarzales que me despedazan. Entonces me hallo un poco mejor, ¡un poco!"

        Acuden con frecuencia al personaje pensamientos desesperados, pesimistas, asesinos y suicidas que anuncian la desgracia final: no hay otra salida para la desesperación del hombre romántico. La muerte de Werther resuena hasta el pistoletazo con el que Larra puso fin a sus días.

    11. Recuerda en qué momentos de la novela aparecen las ideas de destrucción y suicidio y relaciona esta actitud con el "mal del siglo" del que hablabamos al principio del tema.


    Religión ("...dijo que no se debía hacer creer nada a los niños; que estos abusos eran origen de errores y supersticiones innumerables[…] Entonces recordé que ocho días antes había hecho este charlatán bautizar a un niño; por lo cual [...] prevalecí fiel con todo mi corazón a esta verdad: “Es preciso actuar con los niños como actúa con nosotros el Señor, que nunca nos hace más felices que cuando nos deja embriagarnos con una agradable ilusión”)


        Werther, a diferencia de otros personajes románticos (Don Juan, D. Álvaro) no llega a enfrentarse con la religión y con Dios: él, aunque con ciertas reticencias (V. 6 de julio. 56-7) que le hacen ser crítico con las creencias, aún respeta la Biblia. Hay que recordar que no todos los románticos fueron exaltados y, aún, que muchos de ellos, como nuestro José de Zorrilla en la mayoría de sus obras, vieron en la ortodoxia y el conservadurismo otra posible vía de escape al "mal du siècle".

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