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Un mito (del griego μῦθος, mythos, «relato», «cuento») es un relato tradicional que se refiere a acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, los cuales buscan dar una explicación a un hecho o un fenómeno.
Los mitos forman parte del sistema de creencias de una cultura o de una comunidad, la cual los considera historias verdaderas. La mitología sustenta la cosmovisión de un pueblo. Los centenares de culturas existentes en África tienen ideas muy
distintas sobre los orígenes. Hay una versión, presente con algunas
variaciones en diversos pueblos, que habla de un huevo cósmico del que
sale el dios creador. Otras leyendas atribuyen a una gran serpiente, a
menudo una pitón, la creación de todo el cosmos. Los mitos de la
creación africanos suelen partir de un dios que inicia la creación y
que, más tarde, delega la tarea en manos de otros. La creencia mas
extendida es que el humano proviene del cielo, de donde ha caído, o bien
que es el hijo de los dioses, que ha venido a la tierra por una
temporada. Olorun es el dios supremo y líder de los orisha. Olorun, el dios del cielo, lanzó una gran cadena
desde el cielo hacia las antiguas aguas. Por esa cadena descendió su
hijo Oduduwa. Oduduwa en llevó consigo un puñado de tierra, una gallina
especial con cinco dedos y una simiente. Entonces Oduduwa arrojó el
puñado de tierra sobre el agua original y colocó a la gallina de cinco
dedos sobre la tierra; la gallina comenzó a rascar la tierra y la
esparció y dispersó hasta que formó el primer espacio de tierra seco. En
el centro de este nuevo mundo, Oduduwa fundó el magnífico reino
de Ife y plantó la simiente que creció hasta convertirse en un estupendo
y gran árbol con 16 ramas, que simbolizan los 16 hijos y nietos
de Oduduwa.
Este
animal, de gran tamaño, nació del barro producido después de un gran
diluvio. Vivió en una gruta cercana a la ciudad de Delfos y allí
custodiaba el oráculo, pero atemorizaba a los campesinos, enturbiaba
manantiales, etc. Se cuenta que Apolo,
por orden de Zeus, ingresó al recinto sagrado y la mató con sus
flechas, además de destruir a las serpientes que infectaban el lugar.
Desde entonces, las sacerdotisas se llaman pitonisas y el oráculo es conocido como de Apolo Pitio.
Jasón y Medea
Jasón, hijo del rey de Yolco, reclamaba el trono que
legítimamente pertenecía a su tío. Éste, para alejarlo, le
encomendó una difícil misión: robar el vellocino de oro. Después de diversas aventuras, Jasón y los Argonautas se
presentaron al rey de la Cólquida, lugar donde se custodiaba el
vellocino. El monarca les prometió entregárselo a cambio de ciertas
tareas que consideraba irrealizables: atar a dos terribles
bueyes que lo custodiaban, arar un campo con ellos y sembrar dientes
de dragón. Era esta una tarea imposible, excepto para Medea, hija
del rey y poderosa hechicera, quien para desgracia del padre se
enamoró de Jasón. Traicionando a su familia, entregó al joven una
pócima para que ni los toros ni la serpiente pudiesen dañarlo. Cuando Jasón cumplió sus tareas, el enfurecido rey Eetes se negó
a cumplir su parte del trato, pero de nuevo Medea ayudó a los
extranjeros, conduciéndolos al bosque donde estaba escondido el
vellocino de oro. Su último guardián era una enorme serpiente a la
que Medea durmió con sus poderes hipnóticos, permitiendo a Jasón
apoderarse al fin del vellocino. Tras el robo, los Argonautas huyeron. Perseguidos por la flota del
rey Eetes, una vez más pudieron salir victoriosos gracias a Medea,
quien no dudó en hacer asesinar a su propio hermano para ello. Finalmente, Medea y Jasón llegaron a Yolco, donde el rey Pelias
se negó a entregar el trono a su sobrino, a pesar de que éste había
coronado con éxito su peligrosa misión. Medea, por último,
completó sus crímenes conspirando contra Pelias: convenció a las
propias hijas del rey para que lo matasen, asegurándoles que podrían
devolverle la juventud si lo partían en trozos y lo cocían.
Hércules
Hércules, el más famoso de los héroes griegos, fue hijo de Zeus y la reina Alcmena,
a quien el dios había poseído tomando el
aspecto de su esposo, el rey Anfitrión.
Pocos meses después del nacimiento de Heracles, la despechada Hera, esposa de Zeus, envió dos serpientes
para matarlo mientras dormía en su cuna. El diminuto héroe estranguló una serpiente
con cada mano y fue hallado por su niñera divirtiéndose con sus cuerpos
exangües como si fueran unos insignificantes juguetes. Una versión del origen de la Vía Láctea
es que Zeus engañó a Hera para que amamantase a Heracles. Al descubrir
quién era, lo apartó bruscamente de su pecho,despidiendo
un chorro de leche que formó la mancha que cruza el cielo y que
puede verse en él desde entonces. Muchos años mas tarde, Heracles recibiría una misión para
purgar ciertos crimenes que cometiera: debía que llevar a cabo una
serie de diez trabajos, a cual más difícil. El segundo de ellos, auspiciado por la propia Hera, consistió en
luchar con la Hidra de Lerna: un antiguo y despiadado monstruo
acuático que había sido criado por la diosa y encargado de
custodiar la entrada al inframundo que partía del lago Lerna. El
monstruo, una serpiente de aliento toxico y numerosas cabezas que se
reproducían y aun duplicaban si llegaba a perder alguna, poseía
además una, recubierta por láminas de bronce, que era inmortal. No obstante la dificultad de la misión, Heracles se acercó a la
ciénaga del monstruo cubriéndose el rostro para protegerse del
mortal hedor de la bestia y, disparando flechas encendidas en llamas
para obligarla a salir, logró cortarle varias cabezas. Antes de que
volvieran a regenerarse, fue quemando los cuellos sangrantes de la
hidra para cauterizar sus heridas y, así, venciendola poco a poco
hasta que cayó exánime a sus pies. El héroe, triunfante,
mojó las puntas de sus flechas con la sangre venenosa de la hidra,
que utilizaría en sus posteriores trabajos.
Medusa
En la mitología griega, Medusa (Μέδουσα, ‘guardiana’, ‘protectora’) era un monstruo femenino
que convertía en piedra a aquellos que la miraban fijamente a los ojos.
En la versión del mito narrada Ovidio, Medusa era
originalmente una hermosa doncella, «celosa aspiración de muchos
pretendientes» y sacerdotisa del templo de Atenea. Pero Medusa cayó en desgracia al ser violada por Poseidón, señor de los mares, en el mismo templo: la diosa, enfurecida contra su sacerdotisa, transformó el hermoso cabello de la joven en una maraña de inmundas
serpientes. El monstruo acabaría decapitado por Perseo, quien posteriormente usaría su cabeza
como arma para petrificar a sus enemigos. En esta página
puedes encontrar antiguas historias y leyendas de todos los rincones del
mundo acerca de reptiles y dragones que forman parte de la estirpe humana.
Beowulf
Beowulf es un largo poema épico anglosajón anónimo
que fue escrito hacia el S. VIII.
Consta de dos grandes partes: la primera, durante la juventud del héroe, narra cómo éste acude en ayuda de los daneses un gigante; en la segunda parte, Beowulf, ya rey de los gautas, pelea hasta la muerte con un feroz dragón.
I.
El gigante Grendel se ensaña con los guerreros del rey Hroðgar y los devora. Tras la muerte de Grendel, su madre – mucho más feroz que su hijo – mata a un hombre de Hroðgar. La madre es descrita como "mujer del mar", o "loba del fondo del mar". Beowulf y su comitiva siguen el rastro de la criatura hasta su cueva, atestada de serpientes y criaturas sobrenaturales.
II
En la última etapa de su vida, Beowulf se dispone a enfrentarse a un
temible dragón que está destruyendo su reino, enfurecido tras un hurto
en el tesoro que custodiaba.
Dragones y serpientes
"En la Revelación de San Juan se habla dos veces del dragón, vieja serpiente que es el Diablo y Satanás. Análogamente, San Agustín escribe que el Diablo es león y dragón: león por el ímpetu; dragón por la insidia."
Jorge Luis Borges, Antiguas literaturas germánicas
Jörmundgander
En la mitología nórdica, Jörmungandr, también llamada la
"Serpiente de Midgard", había nacido de Loki, dios del
mal. Las espirales de su cuerpo de reptil se extendían por la tierra
hasta donde la vista podía alcanzar, y su horrorosa cabeza de dragón
y su interminable cuello sobresalían por encima de las montañas
como un pilar escamoso coronado por el semblante mismo de la muerte.
Odín el Sabio, previniendo los males que podría causar ese
engendro, lo expulsó al océano más profundo; el mar en torno a la
tierra de Midgård, donde el monstruo debía permanecer atrapado
hasta el Ragnarök, día de la destrucción total.
Sin embargo, aunque había desaparecido de la vista, Jormungander
no dejó de existir. Al contrario: en la profundidad de su acuoso
dominio, lejos de los reinos de los dioses y los hombres, se hizo más
grande, hasta que sus poderosas espirales rodearon el globo,
mordiéndose la cola con sus fauces. Y así estaría destinado a
permanecer agazapado hasta Ragnarok, el Día de la última Batalla,
en que se enfrentaría al más poderoso de los Aesir: Thor, dios del
trueno.
Imagen de un manuscrito del siglo XVIII que muestra a Thor e Hymir luchando contra la gran serpiente
Thor luchando contra la serpiente marina, Henry Fuseli, 1788.
La
serpiente se convierte a través de nuestra historia, y en un sinfin de
cuentos y leyendas, en el símbolo del mal, que siempre es lo terrenal
frente a lo espiritual, lo femenino frente a lo masculino (Medea seduce a
Jasón, Onfale a Hércules y Eva a Adán), la sequedad frente a lo húmedo
(en la India la serpiente está vinculada al agua como fuente de vida; su
movimiento ondulante se asocia también a las ondas marinas; y según el
Voluspa (el más antiguo y conocido poema en nórdico antiguo). el diluvio da comienzo al despertarse la serpiente de la destrucción universal). Una primera conclusión Como
hemos visto, toda mitología implica una visión del mundo que se
transmite eficazmente en las conciencias de un pueblo, grabando con
huella imborrable creencias acerca de temas fundamentales: el origen del
mundo, la naturaleza de los seres vivos, los valores morales o la
muerte. Así, hemos comprobado, a modo de ejemplo cómo la mitología crea,
entre otras, nociones sobre:
Un Dios que crea el mundo de la nada.
Oposición entre el Bien y el Mal.
Un Hades o Infierno adonde van las almas corrompidas.
Inferioridad y demonización de la mujer frente al hombre.
Estas ideas básicas forman parte de nuestro imaginario y aun de nuestra
vida diaria, pero la mitología permite rastrear los orígenes de toda
creencia, abriéndonos tal vez la puerta a una revisión de valores que
considerábamos eternos, para cuestionarnos en qué queremos creer. Encontramos así cómo la serpiente ha sido un símbolo del mal y del peligro desde los orígenes de la civilización...
3. Pero ¿siempre fue así?
Vamos a leer este fragmento del Quijote en el que habla de ciertos tiempos remotos:
DISCURSO DE LA EDAD DE ORO: II parte,
capítulo XI.
Después que don Quijote hubo bien
satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano y,
mirándolas atentamente, soltó la voz [...]:
—Dichosa edad y siglos dichosos
aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque
en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima,
se alcanzase […] sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en
ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en
aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario
[...] otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas
encinas, que [...] les estaban convidando con su [...] fruto; las
claras fuentes y corrientes ríos[...] transparentes aguas les
ofrecían; en [...] lo hueco de los árboles formaban [...] abejas,
ofreciendo a cualquier mano [...] su dulcísimo trabajo. Los
valientes alcornoques despedían de sí [...] sus anchas y livianas
cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas
estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del
cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no
se había atrevido […] el corvo arado a abrir [...] las entrañas
piadosas de nuestra primera madre; que ella sin ser forzada ofrecía
[...] lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que
entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas
zagalejas de valle en valle [...] en trenza y en cabello, sin más
vestidos de aquellos que eran menester para cubrir [...] lo que la
honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus
adornos de los que ahora se usan, [...] , sino de algunas hojas
verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan
pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas [...] .
Ahora, vamos a comparar el texto anterior con el Diario de Colón, en que el almirante describe lo que encuentra a su llegada al "Nuevo Mundo":
"Nos
traían papagayos e hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras
muchas cosas, y nos[otros] les dábamos [...] cuentecillas de vidrio y
cascabeles. En fin todo tomaban y daban, de aquello que tenían, de buena
voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andan
todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres,
aunque vi más de una harto moza. [...] Muy bien hechos, de muy hermosos
cuerpos y muy buenas caras. [...] Ellos no traen armas ni las
conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, se
cortaban con ignorancia.
"Las
casas eran hechas a manera de alfaneques (*como tiendas de campaña), muy
grandes, y parecían [...] sin concierto de calles sino una acá y otra
acullá, y dentro muy barridas y limpias y sus aderezos muy compuestos.
Todas son de ramas de palma muy hermosas.
Hallaron muchas estatuas en
figura de mujeres y muchas cabezas muy bien labradas. No sé si esto
tienen por hermosura o adoran en ellas. Había perros que jamás ladraron.
Había avecitas salvajes mansas por sus casas. "
¿Existen parecidos con la Edad de Oro que describía Don Quijote?
¿Qué tiempos podrían ser aquellos? Bueno, contamos con algunas evidencias arqueologicas muy antiguas:
4. Las culturas matrifocales Desde
33.000 años a.c. y hasta 3.000 años a.C., es decir, durante al menos,
unos 30.000 años, la evidencia arqueológica prueba que la sociedad
humana fue matrifocal. Los restos arqueológicos relativos a estas
sociedades se van haciendo, cuantitativa y cualitativamente más
significativos, a partir de hace unos 10 ó 12 mil años. De tal manera,
que hoy se podría escribir [...] la
historia de unos 7000 años de humanidad anteriores a los 4 ó 5 mil de
la Historia oficial. Desde el punto de vista cultural, lo que
caracteriza a algunas sociedades neolíticas desenterradas [...] algunos
investigadores lo han llamado acertadamente "cultura de la
Celebración de la Vida".
En la escuela nos enseñaron que la historia de la Humanidad
comenzó en Mesopotamia y en Egipto, con los imperios sumerio y egipcio.
Las relaciones humanas que conocemos hoy, han sido, según esta Historia,
siempre las mismas, en cuanto a sus bases fundamentales: una sociedad
jerarquizada, con guerras y fronteras, con ricos y pobres, con algún
tipo de forma de Estado y de gobierno; con familias linajudas
encabezadas por patriarcas dispuestos a aumentar sus botines
(patrimonios) y a mantenerlos; con ejércitos de soldados y de esclavos;
siempre algún tipo de esclavitud del hombre por el hombre. En cuanto a
la mujer, el más denso silencio ocultaba [sus] sufrimientos[...]
Saber Historia era saber los nombres de las cabezas de los linajes, los
de sus territorios, y las guerras que se solapaban. Dejando en evidencia
que lo que importa en el Patriarcado es el Poder y la muerte que le
sustenta y le mantiene, y no la vida humana. La arqueología y las deducciones a partir de la literatura y la mitología arcaica
En el estudio [...] de la primera literatura que ha
llegado hasta nuestros días, y desde una perspectiva no patriarcal,
debe ser muy revelador [...] la famosa frase que Cervantes pone en boca
de D. Quijote, añorando la antigua Edad Dorada donde no existían esas
dos palabras de ‘tuyo’ y ‘mío’. No
hay duda de que nuestros clásicos del siglo de Oro (recordemos a
Góngora, Garcilaso etc.) habían leído directamente la primera literatura
griega, y a través de ella, tuvieron conocimiento de la otra historia
ocultada en nuestros libros de textos. De la Edad Dorada habla también
Ovidio en Las Metamorfosis. Según Ortiz Osés en los himnos homéricos, en
los escritos de los órficos y los del último período de Esquilo, y en
la obra de Hesíodo, hay materia suficiente para deducir la existencia de
una civilización humana diferente, que de modo genérico se la conoce ya
en ciertos medios académicos, como ‘matrística’[...]
Javier de Hoz, en la introducción a la edición de La Ilíada
de Espasa Calpe, explica que esta obra fue una empresa publicitaria
encargada por el rey de Micenas [...] Se
trataba de erradicar la memoria social todavía existente en el último
milenio a.C., acerca de la sociedad humana pre-patriarcal; memoria que
se mantenía con cuentos y coplas transmitidos por tradición oral. La
escritura, la literatura escrita, en manos de los poderosos, aparece así
para fijar la versión de la Historia que da la vuelta a las guerras y a
las conquistas que aniquilaron la sociedad matricéntrica. [...] además de oscurecer el sentido de
la guerra de Troya, la Ilíada da la vuelta al paradigma humano de la
matrística: en lugar del cuidado de la vida y la búsqueda del bienestar
que representa la madre, aparece el ‘héroe’, semidios, dios u hombre,
que alcanza su plenitud y su reconocimiento cuando realiza con éxito la
empresa guerrera. Desde entonces, la devastación de la vida se llamará
‘heroicidad’, y la fuerza –para manejar la espada o sus equivalentes con
los que se pelea ahora –se considerará la cualidad humana más
importante.
Casilda Rodrigáñez: El asalto al Hades
5. Periodización Las invasiones de los bárbaros En
casi todos los casos los bárbaros vienen del norte y los civilizados
estaban en la zona templada: mediterránea en el caso de Europa,
Mesoamérica en el caso de los mayas y toltecas invadidos por los
aztecas; en India los arios entraron por el norte desde Oxus para
conquistar la civilización dravidiana de Harapa; en China los bárbaros
provocan una muralla al norte del imperio del Medio. En ocasiones la
invasión viene del sur, como en el caso del Islam, que movilizó nómadas
de la franja tropical [...] Cuando se vive bien no hay necesidad de
marchar a conquistar otra tierra. [...] Sería raro que los andaluces
prefirieran dejar Cádiz y los sicilianos Palermo para conquistar Noruega
[...] Estos
pueblos (nómadas, pastores, patriarcales, guerreros) [...] desde los
hiksos y arios en el segundo milenio a. C hasta los tártaros y turcos
de los siglos XIV y XV, penetran en la zona templada para disfrutar de
los beneficios de la civilización. La lista de invasiones es nutrida:
hiksos sobre Egipto en 2000 a.C.; arios a India en 1700a.C.; aqueos en
Grecia, 1500 a.C.; dorios en 1200 a.C.; arios en Italia, 800 a.C.; galos
en Roma y Grecia, 300 a.C.; invasión generalizada de los bárbaros
germánicos sobre el mediterráneohacia 400 d. C. invasión islámica de 711
sobre España y Sicilia; mongoles de Gengis Khan hacia 1200; tártaros de
Tamerlán hacia 1300 y turcos en Constantinopla en 1453. [...]
Los arios en forma de dorios saquearon y destruyeron Creta,
civilización milenaria sin ejército ni murallas, y la banda nómada que
serían los romanos penetró en el Lacio, acabó con los etruscos y atacó a
todos los pueblos antiguos del Mediterráneo, sojuzgándolos. Por debajo
de los arios, dorios, y romanos, existía y continuó existiendo, el
sustrato de los ancestrales pueblos mediterráneos: cretenses, etruscos,
sardos, ligures y tartesios, que civilizó a los indoeuropeos y aportó el
espíritu cultivado de griegos y romanos. Cuando estos fueron civilizados
por el sustrato mediterráneo, vuelve a producirse otra invasión de
bárbaros del Norte, esta vez germánicos, que destruyen la civilización
grecolatina. El más civilizado suele perder ante el bárbaro, es
conquistado y luego se ve forzado a refinarlo. Este pulimiento de
mentalidades es un proceso lento, difuso y delicado que precisa
generaciones, a veces siglos.
Luis Racionero: El Mediterráneo y los bárbaros del Norte
El doctor Claudio Naranjo, en su Cambiar la educación para cambiar el mundo, compara la historia de la humanidad con la vida de cualquier ser humano, estableciendo paralelismos que resumimos en este cuadro, para hacernos una idea:
Periodo
Paleolítico
Neolítico
Edad Bronce
E. Hierro
Grandes cambios
Paralelo
ontogenético
Etapa bebé
Infancia
Pubertad
Mayoría edad
Crisis mediana edad
Cronología aproximada
2,5 mill. años- 7000 a.C.
7000-2000 a.C.
2000- 750 a.C.
750 a.C.-
S. I a.C.
S. VI a. C.
Sociedad
Edad de Oro. Cazadores recolectores en
sociedad igualitaria.
E. Plata. Matrística. Comienzo de la
civilización.
Violencia e invasiones
Imperios megalómanos
Aparición de la filosofía griega, el
confucianismo, el taoísmo o el budismo
Protagonistas
Clanes y tribus exógamas
Cucuteni
o civilización
minoica en Creta
Guerra de Troya
Homero (c. siglo VIII a.C.)
Literatura clásica griega
Y ya, por fin, hemos llegado al final de toda esta explicación acerca de culturas antiguas y de sus símbolos y mitos. Vamos a resumir el trayecto en este cuadro:
Culturas
matrifocales
Ejs:
Cultura del cucuteni o civilización minoica
Paleolítico
y Neolítico
~Hasta el
2000 a.C.
Serpiente
como símbolo
de
lo femenino y la
vida
ↆ
Invasiones
violentas
Ejs:
hiksos, arios, aqueos, dorios, etc.
Edad
de Bronce
~2000-
750 a.C.
Acaban
con las sociedades anteriores y
modifican
el significado de sus símbolos
ↆ
Serpiente
= maldad y peligro
Violencia
= heroísmo
6. Los mitos prepatriarcales
Una de las más importantes diosas fenicias era Astarté,
asimilación de Ishtar, diosa babilónica de la fecundidad, la sexualidad,
la vida y la guerra a la que se representa con un bastón con
serpientes entrelazadas. Astarté era diosa de la madre tierra, el amor,
la fertilidad, protectora de animales y de los marinos. Posteriormente
pasó a ser también diosa de la guerra, por lo que se le ofrecían
sanguinarios sacrificios de víctimas. Se la suele representar de pie
sobre un león, con serpientes en la mano o rodeando su cintura.
La serpiente y los huevos son los atributos de Sirona, diosa celta de las sanaciones, compañera del dios Belenos y especialmente vinculada a los manantiales curativos. En el arte romano también podemos encontrar la representación conjunta de la serpiente y el huevo, como por ejemplo en diversas pinturas de Pompeya. En la mitología fenicia aparece la criatura del Agua y la Tierra, una serpiente dragón alada de dos cabezas, una de toro y otra de león, llamada Cronos Olam. Según Filón de Biblos, Cronos es el más antiguo de los dioses fenicios. Olam es descrito como el sintiempo, el eterno o el tiempo que no envejece.
Las narraciones fenicias cuentan como Olam puso los dos huevos de los que proceden macho y hembra. En otros mitos se describe cómo su huevo se divide en dos mitades dando lugar al cielo y la tierra.
Nüwa, Nü Wa (chino tradicional: 女媧) o Nu Kua, la diosa con cuerpo de dragón, es la diosa más antigua de las deidades femeninas chinas. Ella es la encargada de mantener y reparar la Muralla Celestial, cuya caída destruiría el mundo. Cuenta una leyenda que hubo una disputa entre dos de los dioses más poderosos y decidieron zanjarla con un combate. Cuando Gonggong, dios del agua,
vio que perdía, golpeó con su cabeza el Monte Buzhou (不周山), uno de los
pilares que sostenían el cielo, lo que causó que éste se inclinara, produciéndose
grandes inundaciones. Nüwa reparó el destrozo, pero no pudo evitar la inclinación del cielo, lo que según la tradición es la
causa por la que el sol, la luna y las estrellas se muevan hacia el oeste y los ríos chinos fluyan hacia el este.
Kukulkán, cuyonombre en maya yucateco se puede traducir como Serpiente de Plumas, es una deidad de la mitología maya relacionada con el viento y el agua.Para algunos investigadores este dios es el mismo Quetzalcóatl (‘serpiente emplumada’) de los aztecas y proviene de las cultura tolteca y olmeca, muy anteriores a los mayas de la Península de Yucatán.
7. Pervivencia del mito. Los mitos, al ser narraciones orales, transmitidas de generación en generación, que aportan arquetipos, creencias y símbolos fundamentales, sobreviven al paso de los siglos y a los avatares de la Historia, más allá de las invasiones, las leyes o las costumbres. De este modo, muchos elementos míticos asoman una y otra vez en diferentes periodos, aun cuando el mundo aparentemente ha cambiado ya por completo.
Asclepio (Esculapio romanos)
Asclepio
fue el dios griego de la medicina, hijo de Apolo y de la ninfa Coronis.
La hermana melliza de Apolo, Artemisa, mató a Coronis
antes de nacer Asclepio porque esta había cometido una infidelidad, pero su
padre consiguió rescatarlo con vida del
vientre de la madre. Apoloo confión la educación del pequeño Asclepio al centauro Quirón, quien le enseñó arte y
medicina. Atenea, que también participaba en su formación, le entregó dos recipientes con sangre de la Gorgona: una estaba envenenada, pero la otra tenía propiedades para resucitar a los muertos. Asclepio se convirtió en un experto de la medicina y la resucitación, devolviéndoles la vida a muchas personas.
En la leyenda de Arturo, la tragedia alcanza el punto de inflexión en torno al dragón: Arturo, que era un caballero que defendía el antiguo modo de vida, en el mito original no mata, sino que salva al dragón; a modo de pulseras llevaba serpientes en ambas muñecas, y en su estandarte el famoso Pendragón. En la batalla final en la que reune a todos los reyes de Inglaterra, y que se considera un hito en la fundación de la nación británica, le obligan a quitar el Pendragón del estandarte, a lo que tiene que ceder debido a una correlación de fuerzas desfavorable, y tiene que luchar únicamente bajo el símbolo de la cruz cristiana. La batalla se gana con la derrota simbólica del antiguo modo de vida.
Según
algunos textos medievales tardíos, Arturo fue un caudillo britano que
dirigió la defensa de Gran Bretaña contra los invasores sajones a
comienzos del siglo VI. Las primeras referencias a Arturo se
encuentran en las literaturas célticas, en poemas galeses como Y Gododdin. El primer relato de la vida del personaje se encuentra en la Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes británicos), de Geoffrey de Monmouth, quien configuró los rasgos principales de su leyenda.
Según
éste, el rey Uther Pendragon (en galés, 'Uther hijo del Dragón'), quien
deseaba a Igraine, esposa de Gorlois, hizo que el mago Merlín
embrujase a la mujer para que, cuando él entrase a sus aposentos, ella
creyese que se trataba de su esposo. Utherse acusta así con Igraine y
engendra un hijo: Arturo. Gorlois muere en combate esa misma noche, y
los sabios de Cornualles aconsejan a Igraine que se case con el rey
Uther. Al nacer Arturo, Merlín se lo lleva y lo entrega a un noble, sir
Héctor, para que lo cuide y lo críe como a su propio hijo.
A
los 16 años, Arturo va con sir Héctor y Kay a Londres, donde caballeros
de toda Inglaterra intentan sacar una espada de la roca en la que se
halla atrapada: Se decía que quien la liberase sería el rey de
Inglaterra y el encargado de unificar todos los reinos de la isla tras
la muerte de Uther. Infructuosamente, todos los caballeros intentaron
extraer la espada, pero es Arturo, sin ser caballero aún, quien logra
liberarla, y le es revelada su verdadera identidad.
La mitología griega
La mitología, esa serie de antiguos relatos referidos a los héroes y dioses, crea un conjunto de símbolos
culturales que pertenecen al imaginario
colectivo. No existe una única versión de un mito: el mito es producto de una
sociedad oral. El hecho de que los griegos no hayan tenido ningún libro
sagrado sobre los dioses, equivalentes a la
Biblia o al Corán, confería al mito la posibilidad de ser revisado una y otra vez.
La literatura griega está plagada, desde sus más remotos orígenes homéricos, de personajes y sagas míticas locales; así, suele hablarse del ciclo troyano (en torno a la Guerra de Troya: Agamenón, Electra, etc.) y del ciclo tebano (Edipo, Antígona, los dioses Dioniso, Zeus y Heracles, entre otros). En cuanto al carácter religioso de esas figuras, ha habido una gran diversidad de posturas que cambiaron a lo largo del tiempo: al principio Esquilo se muestra respetuoso y crédulo ante la religiosidad tradicional; poco después Eurípides asumirá una crítica, defendiendo la idea de que los dioses de Homero no eran sino una pura ficción.
“Lo que no puedas decir con claridad es que no lo sabes. Con el pensamiento nace la palabra en los labios del hombre: lo dicho oscuramente es lo pensado oscuramente.” (Esaias Tegnér, 1820)
-
Durante algunos años, navegó de isla en isla. Pero un día el tiempo empezó
a empeorar. El cielo se llenó de nubes y el viento comenzó a soplar con
tanta ...
OPINIÓN: artículos de alumnado de Literatura Universal
Imagen del manuscrito original del Poema de Mío Cid. Por cierto: es la única página con una ilustración. ¿Sabríais decir por qué?
“...que, habiendo viajado por todos los lugares del mundo, no hallé sitio comparable a éste: por su amplitud de cielo, limpieza de aire y alcance de vistas…” Cita de Benito Arias Montano sobre Alájar.
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