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jueves, 17 de octubre de 2019

Algunos fragmentos


Quiero el alterno canto y los amores
Imitar de Damón y Alfesibeo,
A cuyo dulce són la becerrilla,
Olvidada del pasto, absorta estuvo,
Y atónitos los linces atendían,
Y el curso revolviendo de sus ondas
En silencio á escuchar llegóse el río.

Los griegos perdieron ya a millares de hombres por una sola mujer. Y su "experto"general ha sacrificado a sus hijos por ella, y eso que Helena vino voluntariamente y no como esclavade guerra. Los soldadosgriegosque murieron aquíyacen en tierra extranjera y no fueron amortajados por las manos de sus mujeres; pero los troyanos han muerto por su patria y esto les da un timbre de gloria. Sin lugar a dudas el hombre sensato debe evitar la guerra, pero, si va a ella, debe morir con honor y dignidad... (A Hécuba) Madre, no sientas compasión ni por tu tierra ni por miboda, pues con ella destruiré a nuestros enemigos más odiados.


Se fue la Luna.
Se pusieron las Pléyades.
Es medianoche.
Pasa el tiempo.
Estoy sola.

Una tortuga y una liebre discutían sobre quién era la más rápida. Tras fijar una fecha y un lugar se separaron.
Así pues, la liebre debido a su natural velocidad se despreocupó de la carrera y echándose al borde del camino se quedó dormida.
Pero la tortuga, consciente de su lentitud, no dejó de correr y así aventajando en la carrera a la dormida liebre alcanzó el premio de la victoria.


Dadme la lira de Homero,
pero sin cuerdas sangrientas.
Traedme copas rituales,
y haré la debida mezcla.
Bailaré como un beodo,
y, con locura serena,
al son del laúd cantando,
al vino le haré un poema.
Dadme la lira de Homero,
pero sin cuerdas sangrientas.



¡Qué bueno, el remedio de amores que halló Polifemo!
No, no, por la Tierra, no era necio el cíclope.
Cicatrizan las Musas, Filipo, la llaga amorosa;
la poesía es droga que todo lo cura.
Esta ventaja también, creo yo, tiene el hambre,
que erradica el mal de la pederastia.
Y así me es posible, sanado, decir al maligno
Eros: “Puedes, niño, cortarte las alitas.
Me importan un bledo tus tretas, pues tengo en mi casa
dos medicinas contra tus heridas crueles”.



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