Lee el poema que Miguel Hernández dedica a su hijo desde la cárcel: las nanas de la cebolla
Y, cuando su viejo amigo Ramón murió, le dedicó este estremecedor texto.
También a Lorca lo mataron. Y también él se despidió de un gran amigo en sus versos: el llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías.
Para terminar, después de tanto llanto, nos recuperaremos con un rayito de esperanza: el poema A un olmo seco
jueves, 27 de marzo de 2014
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